lunes, 26 de diciembre de 2011

Y volvimos a ver el sol español.

20 de Diciembre de 2011:

El equipaje estaba casi listo y los nervios de punta. Fui a recoger a Carmelia al colegio a las 15.10, los niños empezaron a salir de sus clases y se marchaban a sus casas, todos estaban fuera a mi parecer, menos Carmelia. La busqué en el colegio pero no había  nadie, fui a la parada del autobús, pero no estaba allí. El pánico empezó a apoderarse de mi y su madre no contestaba el teléfono. Llamé a Huzu con las lágrimas a punto de escaparse de mis ojos y volvimos al colegio, dónde nos dijeron que la niña estaba de excursión y no volvía hasta las 6... Su madre había olvidado avisarme. Llegué a la casa, hice la cena, recogí la cocina y fui a buscar a la niña, me despedí de ella y la dejé en el coche con su madre.

Huzu y yo dimos nuestro último paseo por las calles de la ciudad, volvimos a casa, terminamos el equipaje y a las 23.00 cogimos un autobús con destino Glasgow, con la esperanza de poder coger otro a la 1.00 que nos llevara al aeropuerto, todo parecía ir bien hasta que llegamos a la estación de autobuses y vimos que el próximo bus no pasaba hasta las 04.30. Estábamos cargados de maletas, con un frío impresionante y a la intemperie. Pasaron las 4 horas más largas de mi vida y por fin llegó el autobús, dormí durante todo el trayecto y cuando llegamos al aeropuerto continué sumida en mi sueño una hora más. A las 7.00 pesamos la maleta y tenia 6 kilos de más, afortunadamente una chica que viajaba en nuestro mismo avión y era de Granada metió algunas cosas nuestras en su equipaje porque le sobraba espacio, el resto tuvimos que colocárnoslo encima. La verdad es que la chica fue muy simpática, estuvimos charlando con ella hasta que nos subimos en el avión, luego se sentó a nuestro lado, pero estuvimos todo el viaje dormidos.

21 de Diciembre de 2011:

Llegamos a Málaga a las 13.50, salimos del avión, recogimos las maletas y nos dirigimos a la terminal, dónde nos esperaban mi madre y mi tía. Estaba bastante emocionada de volver a verlas, la verdad, cogimos el coche y después de 3 horas en coche llegamos a este privilegiado, pequeño y soleado rincón de España. Llegué a mi casa y me encontré que lo que había dejado allí siendo un cachorro se había convertido en un león, mi pequeño Freddie, está precioso.

22 de Diciembre de 2011:

Al día siguiente empezaron las sorpresas y la verdad es que disfruté como una niña pequeña. Primero mi prima María, mis tías y mis abuelos. Mi abuela se emocionó mucho al verme y me cocinó una comida riquísima, esa que tanto echaba de menos. Y por la noche mis amigos. Fue increíble verles la cara de asombro cuando llegué a sus espaldas de forma tan natural, como si los hubiese visto ese mismo día. No podía creerme que estaba allí, en mi ciudad, con esas personas que tanta falta me hacían en aquel lugar del mundo y que ahora estaban ahí, podía abrazarlas, oírlas y ver sus sonrisas. Ha sido una muy feliz Navidad.

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